Atentos callados me escuchaban
sonrientes ellos imaginaban
de lo que mi cuento trataba.
Interactuar con ellos me hacía falta
ya que no sabía lo lindo que podría ser,
en absoluto irritantes ni sangrones
más bien juguetones y muy listos.
A mi dos me tocaron,
y su pájaro del alma encontraron
gracias a su lectora que ellos adoraron.